viernes, julio 07, 2006

La clase media fue al paraíso (y volvió) - (fechado el 12 de mayo de 2006)

Queridos todos,

Ayer por la tarde Alegre y yo hemos vuelto de nuestro paseo por la isla de Rodas. La pasamos muy bien.

El hotel (cuatro estrellas, media pensión, pero que no proveía de shampoo) estaba minado de jubilators provenientes de Noruega y adyacencias. Se nota que sus pensiones son generosas y que pueden darse estos gustazos. Felices ellos. Argentina año verde. Para ellos será como ir a Mar del Plata.

El primer día visitamos la ciudad vieja. La recorrimos de punta a punta y estuvimos en la antigua sinagoga. La comunidad judía de Rodas contaba con 4000 miembros, de los cuales 1800 fueron muertos en los campos de exterminio nazi. Al lado de la sinagoga hay un pequeño museo que ilustra con fotos la vida de la comunidad en su época de florecimiento cultural y económico. Cerca, en una plaza, un pequeño monumento in memorial escrito en ladino (lengua que hablaban los judíos del lugar), italiano, ingles, hebreo y francés honra la memoria de aquellos cuya vida fue truncada.
También fuimos a la Acrópolis y al Stadium. Nos llamó la atención que estaban muy descuidados.

El segundo día fuimos a la playa de Lindos, escenario paradisíaco de la película Yo amo a Shirley Valentine, donde la celebre frase FUCK is FUCK, BOAT is BOAT saltó a la fama (el que no vio la película, que corra a alquilarla y después me cuenta). Lindos tiene una de las únicas playas arenosas de la isla (la mayoría de las playas son de piedra), así que nos gastamos la guita loca en alquilar una sombrilla y 2 reposeras y tirarnos al sol como 4 horas. (Carolina, tomé sol otra vez).

Antes de contarles lo que hicimos el tercer día, y releyendo el mail, me doy cuenta que todo suena muy civilizado y los estoy privando de las andanzas de mi madre, que hicieron que el viaje además de hermoso fuera comiquísimo.

Primero y principal: todo carísimo. Con decirles que éramos las únicas latinas paseando por ahí (los otros sudacas que caminaban era una pareja de argentinos que hace 4 años que vive en Israel, y que para ellos los precios
no son tan caros). Falta que pongan en el aeropuerto un cartel que diga PROHIBITIVO para LATINOS, PRECIOS MORTALES, y estábamos listos.

Alegre, encargada de las vituallas, le saco el jugo hasta el final a la bendita media pensión que teníamos en el hotel, preparando el almuerzo cuidadosamente envuelto en servilletas de papel y bolsitas. El único detalle fue que el primer día sacó comida como para 6 comensales de muy buen comer. Con decirles que tuvimos que tirar la mayor parte, y mi mamá se
lamentaba que no había pobres que pudieran aprovechar la comida.

Utilizábamos las mil y una estrategias para que no nos decapiten con los precios (todas lícitas, aclaro). Algunas nos salían bien y otras, no tanto.

Mi función era de traductora y usos múltiples. Igual, Alegre a veces se empecinaba en preguntar ella, entonces les decía a los greeks: I want to ask you something, BUT I don't understand English. So please, I say a word and you say a word. Créanlo o no, se las arreglaba para tener conversaciones con la gente. Tengo muchas anécdotas al respecto, que se las contaré a la vuelta (sólo si me ruegan).

El tercer día navegamos hasta la isla de Symi, el lugar soñado para ir de luna de miel. Symi esta cerca de Rodas, tiene casitas pintadas de mil colores y sus pobladores venden las esponjas naturales que sacan del mar (te sacuden cada esponja desde 4 euros, hay algunas cuyos precios se elevaban hasta 13 euros - una bicoca, pero los franchutes meta comprar ante mi más atónita mirada de deseo). Decidimos tirar la chancleta con mamá y comernos una ensalada compartida en un lugar precioso con un mozo ídem además de simpático y seductor.

Bueno, ayer a la tarde volvimos a Israel. Nos tomamos un tren al llegar al aeropuerto de Ben Gurion, y luego un bus a Raanana (donde viven mis tíos). Ahora los precios en shekels nos resultan baratos (creer o reventar).

Bueno chiquis, los voy dejando.

Hasta la próxima.

Muchos besos, v.




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