jueves, julio 20, 2006

Tristeza infinita

Creo, siento, pienso que las guerras son terribles. Que los dos lados pierden. Esta guerra en particular me pone infinitamente triste.

Hoy recibí un mail que me paralizó. Alguien que conozco y que aprecio, me envió una poesía que hablaba de esta guerra. Tomaba claramente una posición. Como la persona que me mandó la poesía no agregó ningún comentario, concluyo que tiene una posición similar. Dudé en contestarle, porque aprendí que hay cosas que es inútil contestar. Sin embargo, cuando salí del estupor, decidí hacerlo.

La poesía fue escrita Gabriel Impaglione. La transcribo.

Pregunto: dónde estan los niños?
He visto las mismas bombas que astillaron Bagdad
como una antigua magnífica cerámica
caer con su bramido de roja singladura
sobre Beirut.
Es verdad que el miedo se espesa
hasta hacer coraza de la piel ardida?

Cuánta muerte, Andrés, amigo mio,
significa Israel partida por la rabia?
Se puede medir la gravedad del miedo,
la profundidad de la sangre?
Como se dice Basta para que se entienda?

Cuántos muertos sin muerte en los refugios
donde también se apilan desmemorias!

Es verdad que en Beirut las calles
conducen sólo a una gran tumba abierta?

Dónde estan los niños?
Han sobrevivido las muchachas que resplandecían
detrás de los inmensos ojos negros?
Va de cadáver en cadáver la poesía
que abrió las ventanas del Líbano
a paisajes de andamios y de pájaros?

Dónde esta los niños?
Dónde!
Dónde estan los niños!

Generales, mercaderes de armas, traficantes
de banderas, secuaces del imperio:
dónde estan los niños!

Si es verdad que las heridas
lloran gotas de respuestas rotas, el aire
es espada que destroza la mano que la empuña.

Porqué Joumana los verdugos
cuando todo pedía por el canto?

Dónde estan los niños!
Junto a los huesos de sus padres en las cárceles
y los centros de tortura?
Bajo la lluvia de plomo a mansalva?
En las orillas de las ciudades sitiadas por el odio?

Las mismas bombas que una vez y otra
se repiten imbéciles, ciegamente imbéciles
sobre plazas, mercados, aulas y cocinas,
sobre los niños del Líbano y Palestina,

sobre todas las conciencias
también caen ahora sobre mi casa.

He aquí mi respuesta:
Pienso que todas las muertes son infinitamente dolorosas. Lo que no entiendo mucho es porqué los padres de estos niños y sus gobernantes albergaron en su país a una organización terrorista como Hezbollah. ¿En qué estaban pensando cuando decidieron hacer eso? El terrorismo es salvaje. ¿No pensaron que Israel tenía algún derecho de defenderse como país, de defender a su población? ¿En qué estaba pensando Hezbollah cuando tiró el misil en Nazareth y mató a 2 nenes árabes?
¿En qué piensan los padres palestinos que mandan a sus niños a tirar piedras? ¿Por qué se esconden tras sus hijos?
Las muertes de los civiles israelíes, valen menos?
¿Es lo mismo invadir un país como Irak que tener que defenderse, y no tener más remedio que bombardear como respuesta?
Si estamos en desacuerdo con ciertos aspectos de la política internacional de EEUU, ¿eso se tiene que extender necesariamente a un desacuerdo a todo lo que apoye Bush absteniéndonos de pensar por nosotros mismos? Con ese criterio deberíamos ponernos felices por las Torres Gemelas, no? (Aclaro que no estoy para nada de acuerdo con la invasión norteamericana a Irak).
Israel no tiene problema de vivir con los árabes como vecinos, pero evidentemente a algunos árabes sí les molesta que Israel exista. Creo que Israel tiene todo el derecho a defenderse de un ataque de una organización terrorista como Hezbollah cuyo objetivo es que Israel sea borrado del mapa de Medio Oriente. Y no te quepa duda que si Israel no se defiende es exactamente lo que va a pasar.
En la Guerra del Golfo la población civil israelí fue atacada con misiles en una contienda bélica de la que ni siquiera participaba activamente e Israel no respondió.

Creo que antes de emitir juicios o reenviar juicios de otros, sería muy aliviador poder pensar por nosotros mismos.

Si querés aprender un poco más sobre la Historia del mapa actual de Medio Oriente, te recomiendo la película Lawrence de Arabia. Es muy fiel a los hechos que se sucedieron a comienzos del siglo XX.

lunes, julio 17, 2006

Lo que pasa ahora en ese "paisito inolvidable"

En mis crónicas sobre el viaje increíble patrocinado en su generosidad por mi señora madre, alguien del "Mundo Blog" me descubrió y en un comentario me contó de su visita a Israel en el 94, al cual describió como "ese paísito inolvidable".

Vaya si lo es.

Sigo adelante con mi vida, pero con una tristeza inmensa e inevitable por lo que está pasando en Israel.
Mandé mails. Hablé con tíos, primos y amigos. El que no tiene un integrante de la familia enrolado actualmente en el Ejército, tiene uno que puede ser llamado como reservista en cualquier momento o vive en el norte; o no. A esta altura da igual.

Conozco a alguien que vivió mucho tiempo en Israel. Actualmente se encuentra en Buenos Aires. Fue llamado como reservista y le solicitaron que esté "ubicable".

Es la primera vez que tengo una sensación de guerra tan vívida. Claro, la guerra dejó de ser una sensación para transformarse en una realidad más que vívida.

Escucho radio israelí por Internet. Algunos programas siguen con su rutina habitual, en un intento de seguir con una cotidianeidad lo más parecida a una vida sin bombas ni refugios. Otros cambian merced a los acontecimientos. Los oyentes se comunican de todas partes del país y de otros países. Ahora habla uno desde Vancouver, Canadá.

Y mañana, otro aniversario aterrador de la AMIA.

En ese ritmo pendular transcurren mis horas. Mis días.

miércoles, julio 12, 2006

Lo que pasó el 6 de mayo (o Meyer no shores)

Bueno, el tema es así.
Meyer es el marido de Sonia. Ambos viven en Israel con su prole. Tres bellos niños: Elian, Itai y Alón (o Alá lalá lalón).
Como les anticipé al final del mail fechado el 5 de mayo, al día siguiente fui a la playa con Sonia, Meyer y flia.

Por mi ajetreado "lifestyle" me olvidé de contarles la crónica, y Meyer me reclamó por chat, además de hacer público su despecho en un comentario del blog.

He aquí la crónica. De todas las veces que fui a la playa en todos mis viajes a Israel, puedo decir sin temor a equivocarme que más del 50% lo hice en compañía de los Szydlo (a la sazón, Sonia y Meyer). Esta vez recalamos en una playa de Hertzlia Pituach, y en seguida buscamos una suerte de gazebo gigante, que viene a cumplir la función de "sombra pública" bajo el caliente sol de Medio Oriente. Este gazebo lo utilizan, en su mayoría, familias con bebés y/o con chicos muy pequeños. Cabe aclarar que el espacio de sombra que conseguimos fue mínimo, pero igual nos acomodamos.

Los chicos más grandes fueron al agua previo encreme con protector solar factor un millón con el padre y Sonia, Alón y yo nos quedamos charloteando. (Por supuesto que Alón no charló; creo que estaba ocupado con la teta de su mamá). Luego llegó el resto de la familia de su baño en el mar y nos dedicamos a almorzar sandwiches de humus con pastrón y otra clase más que no me acuerdo. Típico pic nic playeril.
Después me tocó hacerme cargo de los niños, cosa que hice con mucho gusto, tratando que no se maten en la trepadora (y no maten a otros chicos).

Finalmente recalamos en la Marina y su shopping Arena. Lo increíble es que los sábados casi todos los comercios del shopping están cerrados por Shabat, pero algunos locales de comida están abiertos y la gente va a pasear en manada a ver vidrieras y a COMER (deporte muy popular entre los israelíes). Nosotros hicimos lo propio en una heladería frente a la Marina. Cuando los chicos se enchastraron lo suficiente, emprendimos el regreso.

Un bello día playeril en muy buena compañía.

En las fotos: Sonia y la que suscribe. (Aclaro que primer Meyer sacó una foto en la que se veía mi pierna en toda su extensión y magnitud y se la hice borrar con urgencia). Meir y Alón en el espacio de sombra.

Besos mojados, v.

viernes, julio 07, 2006

La clase media fue al paraíso (y volvió) - (fechado el 12 de mayo de 2006)

Queridos todos,

Ayer por la tarde Alegre y yo hemos vuelto de nuestro paseo por la isla de Rodas. La pasamos muy bien.

El hotel (cuatro estrellas, media pensión, pero que no proveía de shampoo) estaba minado de jubilators provenientes de Noruega y adyacencias. Se nota que sus pensiones son generosas y que pueden darse estos gustazos. Felices ellos. Argentina año verde. Para ellos será como ir a Mar del Plata.

El primer día visitamos la ciudad vieja. La recorrimos de punta a punta y estuvimos en la antigua sinagoga. La comunidad judía de Rodas contaba con 4000 miembros, de los cuales 1800 fueron muertos en los campos de exterminio nazi. Al lado de la sinagoga hay un pequeño museo que ilustra con fotos la vida de la comunidad en su época de florecimiento cultural y económico. Cerca, en una plaza, un pequeño monumento in memorial escrito en ladino (lengua que hablaban los judíos del lugar), italiano, ingles, hebreo y francés honra la memoria de aquellos cuya vida fue truncada.
También fuimos a la Acrópolis y al Stadium. Nos llamó la atención que estaban muy descuidados.

El segundo día fuimos a la playa de Lindos, escenario paradisíaco de la película Yo amo a Shirley Valentine, donde la celebre frase FUCK is FUCK, BOAT is BOAT saltó a la fama (el que no vio la película, que corra a alquilarla y después me cuenta). Lindos tiene una de las únicas playas arenosas de la isla (la mayoría de las playas son de piedra), así que nos gastamos la guita loca en alquilar una sombrilla y 2 reposeras y tirarnos al sol como 4 horas. (Carolina, tomé sol otra vez).

Antes de contarles lo que hicimos el tercer día, y releyendo el mail, me doy cuenta que todo suena muy civilizado y los estoy privando de las andanzas de mi madre, que hicieron que el viaje además de hermoso fuera comiquísimo.

Primero y principal: todo carísimo. Con decirles que éramos las únicas latinas paseando por ahí (los otros sudacas que caminaban era una pareja de argentinos que hace 4 años que vive en Israel, y que para ellos los precios
no son tan caros). Falta que pongan en el aeropuerto un cartel que diga PROHIBITIVO para LATINOS, PRECIOS MORTALES, y estábamos listos.

Alegre, encargada de las vituallas, le saco el jugo hasta el final a la bendita media pensión que teníamos en el hotel, preparando el almuerzo cuidadosamente envuelto en servilletas de papel y bolsitas. El único detalle fue que el primer día sacó comida como para 6 comensales de muy buen comer. Con decirles que tuvimos que tirar la mayor parte, y mi mamá se
lamentaba que no había pobres que pudieran aprovechar la comida.

Utilizábamos las mil y una estrategias para que no nos decapiten con los precios (todas lícitas, aclaro). Algunas nos salían bien y otras, no tanto.

Mi función era de traductora y usos múltiples. Igual, Alegre a veces se empecinaba en preguntar ella, entonces les decía a los greeks: I want to ask you something, BUT I don't understand English. So please, I say a word and you say a word. Créanlo o no, se las arreglaba para tener conversaciones con la gente. Tengo muchas anécdotas al respecto, que se las contaré a la vuelta (sólo si me ruegan).

El tercer día navegamos hasta la isla de Symi, el lugar soñado para ir de luna de miel. Symi esta cerca de Rodas, tiene casitas pintadas de mil colores y sus pobladores venden las esponjas naturales que sacan del mar (te sacuden cada esponja desde 4 euros, hay algunas cuyos precios se elevaban hasta 13 euros - una bicoca, pero los franchutes meta comprar ante mi más atónita mirada de deseo). Decidimos tirar la chancleta con mamá y comernos una ensalada compartida en un lugar precioso con un mozo ídem además de simpático y seductor.

Bueno, ayer a la tarde volvimos a Israel. Nos tomamos un tren al llegar al aeropuerto de Ben Gurion, y luego un bus a Raanana (donde viven mis tíos). Ahora los precios en shekels nos resultan baratos (creer o reventar).

Bueno chiquis, los voy dejando.

Hasta la próxima.

Muchos besos, v.