sábado, enero 21, 2006

Sin querer volver a los 17

Hace 17 años era yo una estudiante de la Universidad de Tel Aviv. Vivía en los dormitorios de la Universidad y a cierta altura de ese año lectivo (1989-1990) mientras en Argentina se luchaba contra la hiper inflación, yo adquiría nuevos hábitos en aquella tierra que se estaba convirtiendo en mi hogar. Siempre me gustó escuchar radio (aquí, en Israel y en la China), me gusta que "me hablen" y conocer otros mundos a través de esas voces. Alegre, mi madre, tuvo la idea de llamar al programa de Dolina (que yo escuchaba en Buenos Aires), y pedir que me mandaran saludos. Después me envió la grabación por correo. Por aquellos años, nada de internet ni email. Escribir cartas taza de café en mano y a esperarlas pacientemente cruzar el mar (ida y vuelta - ida y vuelta). La cuestión es que en Tel Aviv descubrí que los sábados a la mañana la radio del Ejército, Galei Tzahal, tenía un programa de entrevistas conducido por una periodista genial. Lamentablemente no recuerdo su nombre. Entrevistaba a personajitos igualmente geniales; personas que iba encontrándose por la vida, no necesariamente famosas, pero que se distinguían por su "savoir vivre".
Recuerdo uno en particular, un taxista judío proveniente de Grecia. Dueño de un humor sin igual, habló de muchas cosas durante la entrevista: de sus orígenes, de sus padres, de su mujer, de sus hijos, de su trabajo. Una anécdota me quedó grabada en la memoria. Hubo una época en su vida en que su economía personal no iba bien. Alquilaban la vivienda y hubo un mes en que no pudieron pagar el alquiler. Una noche se dio cuenta que su mujer estaba insomne. Cuando le preguntó la causa, ella le dijo que estaba preocupada por no poder pagar el alquiler... El le contestó: "No te preocupes. El que se tiene que preocupar en todo caso es el dueño...". Ustedes sabrán disculpar... Traducido al español pierde toda la gracia y el sentido. Lo que él quiso decir es que en ese momento no valía la pena preocuparse por algo que momentáneamente no podían resolver. Que si no pagaban no era porque no querían, sino porque transitoriamente no podían y que quedarse despierto a la noche no iba a contribuír a saldar la deuda. En síntesis, si un problema no tiene solución, no es un problema. Y que en todo caso, el hecho de no poder pagar el alquiler a tiempo sin duda era un inconveniente también del propietario...
No sé porqué justo hoy me acordé de esto. No sé porqué quise escribirlo, a sabiendas de no estar transmitiendo con exactitud el significado del relato, sin siquiera contarlo de manera amena para el lector ocasional.

Tal vez es porque los sábados sigo escuchando radio. Tal vez porque escucho el mismo programa hasta las 11.00 y después cambio de radio o la apago. Tal vez porque ahora tomo más mate que café. Tal vez porque añoro la época de las cartas transatlánticas. Tal vez porque hoy estoy más sensible que de costumbre.

Besos en los ojos, v.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Linda historia, amiga!!
qué programa escucha samedi matin?

holanopuedoacceder dijo...

Caro, escucho Cheque en Blanco por la Rock'n Popi. Con Tenembaum y Zayat.
Recomendable 100%.

Besitos y mates tibios, v.

Anónimo dijo...

tene cuidado, te estas " Amarianando" mira que espeor que un vicio, de ahi no se vuelve, yo se lo que te digo.....